
Las artes marciales de oriente, a través de una férrea disciplina, contribuyeron a desarrollar la fuerza y el poder que subyacen en la naturaleza humana. El Zen, que es una vía de iluminación nacida del budismo y arraigada en Japón, se encuentra con las artes marciales japonesas y las transmuta en un soporte para la atención plena, para el despertar de la conciencia. Los samuráis quedaron admirados por la fortaleza, integridad, serenidad, valor y sabiduría de los maestros zen y se convirtieron en sus discípulos. Por influencia del Budismo Zen la guerra exterior se convirtió en guerra interior, en una vía de realización interior.
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